Los árboles se mueven, cada vez más fuerte, sus hojas vuelan arrancadas por el viento que se las lleva, sólo quiere alguien que le acompañe en su travesía, pero se les atraganta. Se escuchan los quejidos del mismo, cada vez más fuerte, como el llanto de un bebé, de un ser sin consuelo, hasta que al final él mismo explota, da paso al huracán una de sus formas más temidas, capaz de arrasar ciudades enteras, de arrancar vida en menos de un segundo, de destruirlo todo.

 

  Y cuando todo llega a su fin, cuando por fin a cesado su rabia, parece que su dolor se ha calmado, se da cuenta que su mayor temor ha regresado, lo ha vuelto a hacer, ha hecho daño y vuelve a estar sólo en su viaje sin fin... 

No siempre rendirse tiene que ser una derrota, sino una victoria a largo plazo.

Return

Vuelvo a retomar un poco esto. Tal vez sea porque lo necesite, o lo añore, o simplemente quiera desahogarme de una forma u otra. Necesito hacerlo. Necesito deshacerme de esta angustia que oprime mi corazón y no lo deja palpitar en paz, que desaparezca. Estoy en esos días en que todo es un desastre, y que por más que intentes encontrar una solución a todo sólo hayas más y más problemas, todo se vuelve caótico y dubitativo. Creo tener las cosas claras, y algo pasa a la velocidad de la luz para oscurecerlas. No me causa placer hacer daño a otras persona, mucho menos a personas que han sido muy importantes para mi y que aún lo son ¿Pero qué hacer cuando ya habías perdido toda esperanza de sonreír junto a él?  ¿Cuándo creías que ya nada iba a cambiar? Cuándo habías cicatrizado esas heridas, y llega él de nuevo para revivirlas ¿Es él el cruel, por querer lo que creía suyo? ¿O lo soy yo por aceptar mi rendición?

Me encanta ver como aparece con una camiseta anchas de esas de las suyas que tanto me gustan, verla aparecer con una cerveza en la mano, que de un giro de 360 grados y me sonría.

Creo que anoche bebí 4 cervezas en menos de hora y media, y lo único que se me ahogó fue el aliento en alcohol. Y aún quedan los restos de tragos entre ira y morros.

Desprendes ilusiones con cada palabra que dices. Haces que la imaginación se dispare con cada gesto tuyo. Y es que no puedo pedir nada más, a parte de tú y yo bajo un cielo estrellado.

No sé como llamar a esto, sino es nada, si ya no importa. Continuas despedidas que se hacen más fuertes y duras conforme pasa el tiempo.

Dame un segundo a tu lado, para que este sentimiento no recorra más mi cabeza, que deje de surcar trazos en ella y de marearme de tantas vueltas que nos dió, para así poder colgarnos de la luna cada noche, y es que creo que tengo ojeras a tu medida de tantas noches en vela, y los te quieros que se escapan como suspiros de añoranza.

Primavera, cercana y lejana

Esa mañana se tomaba un café con sabor a pis de cabra. Ella sola en la casa. En una mañana soleada, quizá saliese a pasear un rato sin una hora de vuelta, de todas formas nadie la esperaba a la vuelta. Abrió las ventanas, dejó correr la brisa que traía olor a primavera, aunque aún quedaba un mes para ella. Las flores ya habían desatado sus más lindos y llamativos pétalos, "¡Habrá que disfrutarlo mientras dure!" Salió corriendo, dio un portazo que retumbó por todo el piso, y bajó corriendo las escaleras. No quería perderse un segundo más de ese maravilloso día.